Me alegro de estar nuevamente con usted al comienzo de esta semana, para compartir más “Llaves para vivir con éxito”, las que Dios ha puesto en mis manos a través de muchos años de experiencia personal, y de ministerio cristiano.

El título de mis charlas de esta semana es “Amor extravagante”, lo llevará a una nueva dimensión en Dios, tanto en apreciarlo como en responder a Él. Amor extravagante, ¿Le sorprende esta palabra extravagante?, puede que así sea, pero creo que es apropiada porque hablo primero y principalmente del amor de Dios, la misma naturaleza de Dios es el amor, Él es mucho más grande y poderoso de lo podamos imaginar, y esto es cierto de su amor, nuestro amor humano es muchas veces tan insignificante y escaso y centrado en sí mismo, pero el amor de Dios es inmenso, es ilimitado, es extravagante.

Escuche una oración que Pablo hizo a favor del pueblo de Dios en Efesios 3, del 14 al 19:

“Por esta causa doblo mis rodillas antes el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda la familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, - note que no podemos hacer campo para que Cristo more en nuestros corazones, hasta que hayamos sido fortalecidos por el Espíritu, Pablo continúa - a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.”

Verá que todo el tema central de la oración de Pablo es que nosotros, como pueblo de Dios, conozcamos el amor de Dios, que seamos establecidos en su amor y que podamos comprender sus dimensiones, la anchura, la longitud, la profundidad, y la altura, y luego concluye diciendo: “A fin de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento”. Esa es una paradoja, ¿cómo podemos conocer el amor que pasa todo conocimiento?, yo creo que hay una respuesta, creo que no lo conocemos con nuestro intelecto, sino a través de la revelación de las Escrituras y del Espíritu Santo, y es una revelación que viene a nuestro espíritu y no a nuestra mente.

ese es el propósito de mies charlas de esta semana, compartir con usted varios pasajes de las Escrituras, que nos dan patrones para medir el amor de Dios. El primer pasaje que veremos hoy, es una parábola de Jesús en Mateo 13:44, es la parábola del tesoro escondido en el campo, pero antes de leerla, diré algunas palabras acerca del propósito de una parábola. Una parábola, es una simple historia sobre cosas terrenales, materiales y conocidas, cosas que conocían todos los que escuchaban a Jesús, su propósito es revelar cosas espirituales, eternas e invisibles, para que lo conocido y la historia simple, se conviertan en un espejo que refleje cosas espirituales desconocidas e invisibles. Así que Jesús procede con el método de un buen maestro, que es, de lo conocido a lo desconocido, empieza por algo conocido para los que escuchan, para llevarlos a lo que no conocían. Así que cuando leamos una parábola tenemos que preguntarnos: ¿Cuáles son las cosas espirituales que corresponden a las materiales en la parábola?. Ahora leeré la parábola, y luego le daré mi interpretación de ella, esta es la parábola, es muy simple, está contenida en un solo versículo:

“Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.”

Eso es muy simple, preguntémonos cuales son las realidades espirituales que nos revela esta simple historia. Le daré mi interpretación, no estoy sugiriendo que no hayan otras interpretaciones pero creo que la mía está en línea con los principios de las Escrituras; el hombre que encontró el tesoro es Jesús, el campo es el mundo, eso está dicho en Mateo 13:38 en otra parábola, y es un principio que es constante en las siete parábolas en Mateo 13. El campo es el mundo, ¿y qué del tesoro?, yo creo que el tesoro es el pueblo de Dios en este mundo. Le daré esas tres correspondencias nuevamente, el hombre es Jesús, el campo es el mundo, el tesoro es el pueblo de Dios en este mundo.

Cuando el hombre descubrió que había un tesoro en ese campo, hizo algo muy sabio, no lo dijo inmediatamente a todos, de hecho dice que lo volvió a esconder, porque sabía que si la gente se enteraba de que había un tesoro en ese campo habría mucha competencia, así que lo escondió y decidió comprar todo el campo. Recuerde que Él en realidad no quería el campo, todo lo que quería era el tesoro en ese campo, pero fue realista para saber que para poder obtener el tesoro, tenía que pagar por todo el campo y el precio fue muy alto, le costó todo lo que tenía, pero lo hizo con gozo porque sabía el valor en lo que estaba adquiriendo en ese tesoro.

Puedo imaginarme la sorpresa de los residentes locales, “¿para qué quiere ese campo?, en realidad no es bueno para nada, no tiene ningún valor, no sirve para sembrar, lo único que produce son espinos y cardos, ¿porqué pagó tanto por un campo así?”, ellos no sabían que tenía un tesoro, el único que lo sabía era Jesús; así que Él pagó el precio de todo el mundo para obtener para sí el tesoro que está en ese campo, y el tesoro es el pueblo de Dios.

En resumen, dije que Jesús pagó el precio de todo el campo pero solo quería el tesoro. Veamos otro versículo muy conocido en el Nuevo Testamento, Juan 3:16:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, a su Hijo unigénito, - a Jesús - para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Dios amó tanto al mundo, que dio la vida de su hijo para redimir al mundo, pero lo que Dios recibe del mundo es el “todo aquel que”, “todo aquel que en Él cree, no se pierda”, el conjunto de “todo aquel que” es el tesoro en el campo por el que Jesús murió, para poderlo comprar, Él redimió al mundo por “todo aquel que”.

Luego en Tito 2:14, encontramos la misma verdad, habla allí de Jesucristo y dice:

“Él se dio a sí mismo – ese fue el precio, él mismo, todo lo que tenía - por nosotros para redimirnos – eso significa comprarnos - de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.”

Ese es el tesoro, un pueblo propio, un pueblo que ha sido redimido del mundo, redimido de la iniquidad, purificado y celoso de buenas obras, y el precio fue Él mismo, todo lo que tenía, todo lo que era. Él entregó su vida, se dio a sí mismo para comprar ese campo por el tesoro, su pueblo redimido.

Ahora le daré otro pensamiento acerca de este tesoro en el campo, Jesús compró el campo, pero se lo deja a sus siervos los ministros del evangelio para que recobren, y hay mucho trabajo involucrado en eso, hay que encontrar donde está el tesoro, hay que desenterrarlo, hay que sacarlo de la tierra, y ha estado allí por mucho tiempo, está herrumbrado, sucio, mohoso, necesita mucha limpieza.

Jesús no hace la limpieza él mismo, él tiene a sus siervos en este mundo para encontrar el tesoro, desenterrarlo con mucho trabajo, y créame, traer personas al Señor y predicarles el evangelio es trabajo muy duro, requiere tanto trabajo como desenterrar un tesoro en un campo; pero esto es dejado para los ministros del evangelio, yo soy uno de tantos que Dios tiene en este mundo, el propósito de esta emisión radial es en realidad es sacar ese tesoro del campo, limpiarlo y disponerlo para el Señor.

Esto es lo que Pablo dice de su ministerio en Colosenses 1:28 y 29:

“A quien anunciamos, - a Cristo, eso es lo que yo hago, el propósito de este programa es anunciar a una persona, Jesús, - … a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; - Pablo no estaba conforme que ninguno del pueblo de Dios estuviera por debajo de su nivel potencial, así que trabajaba duro, y dice: - para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.”

Note todas las palabras que indican actividad allí, trabajo, luchando, la potencia de él, actúa poderosamente en mí; ¿Cuál es el propósito y la dirección de toda esa actividad?, sacar ese tesoro del campo, limpiarlo, prepararlo para presentarlo al Señor que murió y compró el campo con su propia vida. ¿Cómo hacemos eso?, Pablo dice: “amonestamos, enseñamos”, nuestra meta es presentar a todos perfectos como él o ella pueda ser en Cristo. Pero al terminar este mensaje de hoy, quiero recordarle, el precio que fue pagado por el campo y por el tesoro, el precio fue todo lo que Él tenía, no retuvo nada, su amor fue extravagante, lo hizo con gozo, porque amaba tanto al tesoro.

Nuestro tiempo por hoy ha terminado, regresaré mañana a la misma hora, para continuar con este tema “Amor extravagante”, hablaré de la perla de gran precio.

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