Como abrirse al Espíritu Santo

Derek Prince
*Last Updated: diciembre de 2025
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Transcript
Me alegro de estar nuevamente con usted en el cierre de una semana más, hoy voy a continuar y completar la serie de charlas sobre “El Espíritu Santo en usted”.
Hemos estudiado juntos las varias formas en que el Espíritu Santo nos ayuda sobrenaturalmente en nuestra vida cristiana. Ayer hablé sobre la bendición más grande y maravillosa que nos ofrece el Espíritu Santo, el derramamiento del amor de Dios en nuestros corazones.
Hoy quiero explicar cómo podemos abrirnos al Espíritu Santo para recibir su plenitud y por medio de Él todas las bendiciones prometidas.
Leeremos varios pasajes bíblicos que detallan las condiciones que necesitamos reunir para recibir la llenura del Espíritu Santo. Dios nos pide que cumplamos varias condiciones esenciales y específicas. Leeré primero Hechos 2: 37 y 38. Este es el final del discurso de Pedro en el día de pentecostés y narra la reacción de la gente a su mensaje:
37 Al oír esto, conmovidos profundamente, dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: “Hermanos, ¿qué haremos?”.
Esta fue una pregunta específica y la Palabra de Dios da una respuesta específica:
38 Entonces Pedro les dijo: “Arrepiéntanse y sean bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo.”
Aquí tenemos la promesa “…recibirán el don del Espíritu Santo”. También tenemos dos condiciones expuestas claramente: Arrepentíos y bautícese cada uno. Arrepentirse significa apartarse sinceramente de toda condición de pecado y rebelión para someterse sin reservas a Dios y a sus requerimientos; Bautizarse es someterse a un mandamiento o sacramento por medio del cual, ante el mundo, cada uno se identifica de manera personal y visible con Jesucristo en su muerte, sepultura y resurrección. Aquí hay dos requisitos básicos y principales para recibir el don del Espíritu Santo. Debemos arrepentirnos y ser bautizados.
Luego en Lucas 11:9 al 13, Jesús dice:
9 »Así que Yo les digo: pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá.
10 Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
11 »O supongan que a uno de ustedes que es padre, su hijo le pide pan, ¿acaso le dará una piedra? O si le pide un pescado, ¿acaso le dará una serpiente en lugar del pescado?
12 O si le pide un huevo, ¿acaso le dará un escorpión?
13 Pues si ustedes siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”
Hay una condición muy simple, pero a la vez muy importante. Jesús dijo que el Padre dará el Espíritu Santo a sus hijos si ellos se lo piden. He oído a ciertos cristianos decir: “Yo no necesito pedir el Espíritu Santo”. Debo decirle que ese pensamiento no es bíblico. Jesús estaba hablando a sus discípulos y les dijo: “su Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan”. En otro pasaje Jesús dijo que él iría al Padre y le pediría al Padre que enviara el Espíritu Santo a sus discípulos. Mi pensamiento es que si Jesús tuvo que pedir al Padre, no nos haría mal alguno si nosotros también se lo pudiéramos. Esa es pues la tercera condición: pedir.
Luego en Juan 7, versículos 37 y 39, tenemos tres sencillas condiciones más
37 En el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz: “Si alguien tiene sed, que venga a Mí y beba.
38 El que cree en Mí, como ha dicho la Escritura: ‘De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva’”.
39 Pero Él decía esto del Espíritu, que los que habían creído en Él habían de recibir; porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado.
El autor del Evangelio deja muy claro que en este pasaje Jesús estaba hablando a los creyentes que recibirían el Espíritu Santo. Teniendo eso en cuenta veamos lo que Jesús dijo. “Si alguien tiene sed, que venga a Mí y beba.” Así que allí están los tres requisitos simples pero muy prácticos.
El primero es: Debemos estar sedientos. Dios no impone sus bendiciones a personas que piensan que no las necesitan. Muchos nunca reciben la llenura del Espíritu Santo porque no están realmente sedientos. Si piensa que ya tiene todo lo que necesita ¿Por qué Dios tendría que molestarlo para darle más? Es muy probable que no esté haciendo el mejor uso de lo que ya tiene. Por lo tanto, estaría bajo mayor condenación si Dios le diera más.
Puede ver que tener sed es una condición esencial. Estar sediento significa que reconoce que necesita más de lo que ya tiene. En realidad, la sed es uno de los deseos más fuertes del cuerpo humano. Cuando una persona está realmente sedienta no se preocupa de la comida, ni de ninguna otra cosa. Lo único que quiere es beber. Yo pasé tres años en los desiertos de África del Norte y tengo una buena idea de lo que es realmente tener sed. Si alguien tiene sed, no hace tratos, no habla, ni discute, se dirige directamente donde hay agua. A esto se refiere Jesús cuando dijo: “Si alguien tiene sed, que venga a Mí y beba”.
La siguiente condición: Venga a Mi [a Jesús]. Jesús es quien bautiza en el Espíritu Santo. Si usted desea el bautismo, tiene que venir a aquel que bautiza en el Espíritu Santo. Ningún ser humano bautiza en el Espíritu Santo, solo Jesús.
Luego, Él dijo que tiene que beber. Esto es tan simple que algunos lo pasan por alto. Al beber se recibe algo en su interior por una decisión de su voluntad y una respuesta física. Esto también es parte de recibir al Espíritu Santo. Entonces son esenciales: Tener sed, venir a Jesús y beber. Estar totalmente pasivo y decir: “Bueno si Dios quiere hacerlo que lo haga”, eso no es beber. Beber es recibir activamente en su interior.
Además, quiero considerar dos hechos pertinentes más, que fueron mencionados en secciones anteriores con respecto a nuestro cuerpo físico. Primero, nuestros cuerpos fueron destinados por Dios a ser los templos del Espíritu Santo, 1 Corintios 6:19 dice:
19 ¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a sí mismos?”
Segundo, se requiere de nosotros que presentemos nuestro cuerpo a Dios como instrumentos para su servicio, esta es nuestra responsabilidad. Romanos 6:13:
13 ni presenten los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino preséntense ustedes mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y sus miembros a Dios como instrumentos de justicia.”
Tenemos la responsabilidad directamente de las Escrituras de presentar, entregar o dedicar a Dios los miembros de nuestro cuerpo físicos para Su servicio.
Hay un miembro en particular que necesita el control de Dios: es la lengua, Santiago dice claramente en su epístola, Santiago 3:8:
8 pero ningún hombre puede domar la lengua
Necesitamos la ayuda de Dios para controlar todos los miembros de nuestro cuerpo, pero este es un miembro con el cual necesitamos ayuda especial, para controlar la lengua. Cuando el Espíritu viene en su plenitud, la lengua es el primer miembro que toca, que controla, y utiliza para la gloria de Dios. Si se toma el trabajo de comprobar, al leer en el Nuevo Testamento descubrirá que cuando las personas que fueron llenas del Espíritu Santo el primer resultado inmediato fue una clase de expresión que sale de la boca, hablan, profetizan, alaban, cantan, hablan en lenguas, o siempre sale alguna expresión de la boca. Cuando usted viene a Jesús y bebe, resultará que al final su vida estará llena hasta rebosar y se expresará por la boca.
Jesús afirma este principio claramente en Mateo capítulo 12:34:
34 …Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Cuando el corazón está lleno hasta rebosar, eso hace que a través de su boca salga expresiones orales. Dios quiere que tenga no solo lo suficiente, pero Él quiere que sobreabunde. Recuerde que Él dijo: “De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva”. Ese es el propósito definitivo de Dios.
Para terminar estar charla, voy a resumir rápidamente las siete condiciones para recibir la plenitud del Espíritu Santo:
Primero: arrepentimiento
Segundo: bautizarse
Tercero: pedir a Dios
Cuarto: tener sed
Quinto: venir a Jesús, Él es quien bautiza
Sexto: beber, recibirlo interiormente
Siete, presentar su cuerpo como un templo del Espíritu Santo y sus miembros como instrumentos de justicia.
Quizá usted se esté preguntando cómo puedo hacer todo esto. Antes de cerrar este mensaje. Quiero ayudarle dándole una oración modelo que incluye las cosas que he explicado. Será muy corta y sencilla, quiero que la escuche y si se identifica con esta oración, dígasela al Señor en voz alta: Amén
Señor Jesús, tengo sed de la plenitud de tu Espíritu Santo. Presento mi cuerpo como un templo y mis miembros como instrumentos de justicia, especialmente mi lengua, el miembro que yo no puedo domar. Lléname te ruego y permite que el Espíritu Santo fluya a través de mis labios en ríos de alabanza y adoración a ti. Amén.
¿Pudo decir “amén”? … Y si usted hizo esa oración sinceramente, esta fue oída y los resultados llegarán. Quizás se sorprenda de la plenitud que recibirá.
Nuestro tiempo de hoy terminó. Regresaré la semana próxima a la misma hora, de lunes a viernes, para compartir La palabra de Dios que le ayudará en su caminar cristiano.
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