Vida y salud para nuestros cuerpos

Derek Prince
*Last Updated: diciembre de 2025
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Me alegro de estar nuevamente con usted en la continuación de nuestro tema para esta semana “El Espíritu Santo en usted”
Hemos estudiado juntos varios aspectos del Espíritu Santo como nuestro ayudador, consolador e intercesor residente que nos ayuda sobrenaturalmente para vivir la clase de vida que revela el Nuevo Testamento para su pueblo creyente. Hasta ahora hemos visto las siguientes formas de ayuda que recibimos del Espíritu Santo: Primero nos trae revelación e interpretación de la palabra de Dios. La palabra escrita y viva, la Biblia y la palabra personal, el Señor Jesucristo. Segundo, por medio del Espíritu Santo somos elevados a un plano de vida sobrenatural. La epístola a los Hebreos dice que hemos gustado de los poderes del siglo venidero. Tercero, ayer hablé sobre la dirección y el poder en la oración que el Espíritu Santo hace a través de nosotros.
Hoy voy a hablar sobre la función del Espíritu Santo como paracleto, que es impartir vida y salud sobrenatural a nuestro cuerpo físico. Necesitamos entender ante todo que Jesús vino para darnos vida. Esta es una realidad muy hermosa. Jesús declara este propósito en Juan 10: 10:
10 El ladrón solo viene para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia
Hay dos personas que se nos presentan aquí, necesitamos distinguir claramente a ambas: Jesús, el dador de vida y Satanás, quien viene para robar la vida. El diablo viene a nuestra vida solo para quitar la vida. Viene para robar las bendiciones y las provisiones de Dios, viene para matarnos físicamente y para destruirnos eternamente. Todos necesitamos entender que si permitimos al diablo tener algún lugar en nuestra vida, eso es lo que el hará, robar, matar y destruir hasta el grado en que le permitamos hacerlo.
Por otro lado, Jesús vino para hacer exactamente lo opuesto: Él vino para que tengamos vida y que la tengamos en abundancia.
Es importante darnos cuenta de que esta vida que Jesús vino a darnos es administrada por el Espíritu Santo. Tenemos su vida solamente en la proporción que permitimos al Espíritu Santo hacer su obra en nosotros. Si nos negamos o resistimos a la obra del Espíritu Santo, entonces no podemos experimentar la plenitud de la vida divina que Jesús vino a traernos. Necesitamos entender ante todo que fue el Espíritu Santo quien levantó de la tumba el cuerpo muerto de Jesús. Pablo dice esto en Romanos 1:4:
4 y que [Jesús] fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder, conforme al Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos: nuestro Señor Jesucristo.
El espíritu de santidad es una traducción griega de la frase hebrea que denota al Espíritu Santo. Aunque Pablo escribía en griego estaba pensando en hebreo. De modo que cuando él dice: “conforme al espíritu de santidad” es lo mismo que decir “según El Espíritu Santo”. Jesús fue manifestado o declarado ser el hijo de Dios por el poder que lo resucitó de los muertos, [es decir, el poder del Espíritu Santo]”.
Más adelante en Romanos capítulo 8, versículos 10 y 11, Pablo dice que el mismo poder que levantó de la tumba el cuerpo muerto de Jesús está ahora morando en nuestros cuerpos físicos.
En las charlas anteriores dije que en cierto sentido este es el clímax del proceso redentor de Dios en esta era: que Dios mismo en la persona del Espíritu Santo moraría en nuestros cuerpos físicos y lo haría su templo, o su morada. En Romanos 8, versículos 10 y 11, Pablo dice:
10 Y si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, sin embargo, el espíritu está vivo a causa de la justicia.
La implicación en este versículo es que cuando Cristo viene a nuestra vida, al ser convertidos y regenerados, una vida vieja termina, y comienza una vida nueva. La vida carnal vieja termina y nuestro espíritu es vivificado con la vida de Dios. Entonces Pablo continúa diciendo en el versículo 11, que eso se aplica a nuestros cuerpos físicos:
11 Pero si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de Su Espíritu que habita en ustedes.
Es muy claro, la misma persona, el mismo poder que levantó de la tumba el cuerpo de Jesús ahora mora en el cuerpo de cada creyente rendido y está impartiendo a cada cuerpo mortal la misma clase de vida que impartió al cuerpo mortal de Jesús y lo levantó en un cuerpo eterno. Este proceso de impartir vida divina a nuestros cuerpos no se consumará hasta la resurrección general de los muertos. Es importante entender esto, que no tenemos todavía cuerpos de resurrección, sino lo que tenemos es la vida de la resurrección en nuestros cuerpos mortales. Pablo indica esto en varios otros pasajes diciendo que, esa vida de resurrección en nuestros cuerpos mortales puede llenar y suplir todas las necesidades físicas de nuestro cuerpo hasta que Dios separe el espíritu del cuerpo y cuando nos llame a su presencia.
Debemos entender primero como fueron formados nuestros cuerpos porque todo esto se relaciona. Veamos Génesis, capítulo 2:7:
7 Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento [o el Espíritu] de vida, y fue el hombre un ser viviente [o un alma viviente].
¿Qué fue lo que produjo el cuerpo físico del hombre? … Fue el soplo del espíritu de Dios, que transformó la figura de barro en un cuerpo humano viviente con todos los milagros y maravillas de un cuerpo humano en funcionamiento. El Espíritu Santo originalmente trajo el cuerpo físico a la existencia. Lógicamente, Él es quien lo sostiene. Esto es tan lógico aquí, que si tan solo los creyentes pudieran verlo. La sanidad y la salud divina son cosas muy lógicas a la luz de las Escrituras.
Por ejemplo: Si un reloj se descompone, usted no lo lleva al zapatero para que lo arregle, lo lleva al relojero, ahora aplique eso, si su cuerpo anda mal, ¿A dónde llevarlo? … en mi opinión la respuesta lógica es llevarlo a quien hizo el cuerpo, y este es el Espíritu Santo.
Conocemos las placas de automóviles que reconocen a quien diseñó la carrocería o el nombre de su fabricante, por ejemplo es común ver en el chasis de ciertos automóviles una carrocería de “Chevrolet”. Bien, cuando veo a un hermano en Cristo yo digo: “Este cuerpo fue creado por el Espíritu Santo”. Él es quien le dio su cuerpo, quien sustenta su cuerpo, y quien imparte poder a su cuerpo.
El testimonio de Pablo es impresionante por todo lo que tuvo que pasar. En 2nda Corintios 11: 23 al 25
23 ¿Son servidores de Cristo? (Hablo como si hubiera perdido el juicio). Yo más. En muchos más trabajos, en muchas más cárceles, en azotes un sinnúmero de veces, con frecuencia en peligros de muerte. 24 Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes. 25 Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y he pasado una noche y un día en lo profundo. (NBLA)
Es casi increíble que un hombre pudiera pasar por tanto y seguir tan activo, tan saludable y con tanta valentía. ¿Cuál fue el poder que sostuvo a Pablo en todo esto? … El poder del Espíritu Santo. Veamos el relato cuando a Pablo lo apedrearon en Listra. Hechos 14:19 y 20
19 Pero vinieron algunos judíos de Antioquía y de Iconio, y habiendo persuadido a la multitud, apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. [Y se requieren de muchas pedradas para hacer que un hombre aun parezca que está muerto]20 Pero mientras los discípulos lo rodeaban, él se levantó y entró en la ciudad. Al día siguiente Pablo partió con Bernabé a Derbe.
¡Qué hombre era este! He oído a algunos sugerir que Pablo era un inválido y que estaba enfermo la mayor parte del tiempo … Mi comentario acerca de eso es, ¡si Pablo fue un inválido, entonces que Dios nos dé más inválidos como Pablo!
Hemos visto brevemente el registro extraordinario de resistencia y recuperación física del apóstol Pablo. Veamos ahora su secreto, ¿qué nos dice él acerca de esto?... En 2nda Corintios 4:7-12, Pablo expone:
7Pero tenemos este tesoro en vasos de barro¿Cual es “este Tesoro”? … es el Espíritu Santo morando en nosotros.para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros. En nosotros mismos no somos una clase diferente de personas, sino que tenemos en nosotros un poder diferente y luego dice por todo lo que tuvo que pasar.8 Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; 9 perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos.Las cosas que destruirían a otras personas no necesariamente tienen que destruirnos a nosotros porque tenemos un poder en nosotros que nos hace resistentes. Y Pablo continua: 10 Llevamos siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. 11 Porque nosotros que vivimos, constantemente estamos siendo entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal. 12 Así que en nosotros obra la muerte, pero en ustedes, la vida (NBLA)
Hallamos aquí un bello contraste en el versículo 10. Hemos de considerarnos como muertos con Jesús. Al hacerlo, entonces su vida se manifiesta en nuestros cuerpos físicos. Está muy claro, que es en esta era y no en la venidera que, la vida sobrenatural de la resurrección de Jesús, en el Espíritu Santo que mora en nosotros se manifiesta en nuestros cuerpos físicos. Las ultimas palabras del versículo 11 son significativas: 11…para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal – Voy a repetir esas últimas palabras: “para que la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal”.Esto no es solo una presencia secreta que mora en el interior de alguien sin que nadie pueda ver, es una presencia que produce tales resultados en nuestros cuerpos físicos que es evidentes a todos. La vida de la resurrección de Jesús se revela en nuestros cuerpos mortales. Luego continua: 12 Así que en nosotros obra la muerte, pero en ustedes, la vida
Cuando recibimos la sentencia de muerte en nosotros mismos, llegamos al final de nuestra fortaleza y capacidad física, entonces una nueva clase de vida opera a través de nosotros hacia los demás.
Quiero leer para terminar 2 Corintios 4:16
16 Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día.
El hombre exterior se deteriora pero hay una vida en el hombre interior que es renovada de día en día. La vida interior, sobrenatural, y milagrosa de Dios se encarga de las necesidades del hombre exterior en cada uno de nosotros.
Bien, nuestro tiempo de hoy terminó. Regresaré mañana a la misma hora, para compartir la manera en que el Espíritu Santo derrama el amor de Dios en nuestros corazones.
Código: RP-R061-103-SPA