Ayuda en la oración

Derek Prince
*Last Updated: diciembre de 2025
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Me alegro de estar nuevamente con usted en la continuación de nuestro tema “El Espíritu Santo en usted”.
Ya expliqué que cuando Jesús completó su ministerio en la tierra, hubo un intercambio de personas divinas. Primero, Jesús mismo regresó al cielo, luego desde el cielo Él envió al Espíritu Santo para que tomara su lugar en los discípulos aquí en la tierra. Este intercambio se completó en el día de Pentecostés.
El Espíritu Santo vino a los discípulos para ser su paracleto. Además vimos las varias maneras de traducir esa palabra: Consolador, intercesor, ayudador. Jesús mismo vino a sus discípulos en el Espíritu Santo pero sin límites de tiempo y espacio.
He estado compartiendo algunas de las maneras específicas en que el Espíritu Santo nos ayuda.Ya dije que Él revela e interpreta la palabra de Dios, la escrita y la personal, la Palabra de Dios, la Biblia y la palabra de Dios-el Señor Jesucristo. La función del Espíritu Santo es revelar e interpretar a ambos para nosotros.
Segundo, he dicho que el Espíritu Santo nos eleva a un plano de vida sobrenatural. Además mencioné ayer, los milagros en particular manifestados sobrenaturalmente y la dirección sobrenatural. Dirección y guía que va más allá de lo que las personas podrían producir naturalmente que la situaba dentro de los planes de Dios para los siglos venideros.
Hoy voy a hablar de otra manera que es importante en la cual el Espíritu Santo nos ayuda y es en nuestras oraciones. En Romanos 8:14, Pablo escribe nuestra necesidad de la dirección del Espíritu Santo y dice:
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.”
Aquí dice que para ser cristiano, uno tiene que nacer del Espíritu de Dios. Pero, después de ese nacimiento si quiere lograr madurez como cristianos, debemos ser guiados continuamente por el Espíritu de Dios. La forma verbal que Pablo usa aquí es un presente continuo“Porque todos los que son [continuamente] guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios”. Ya no son bebés, sino hijos e hijas maduras.
Más adelante en Romanos capítulo 8, versículos 26 y 27, Pablo aplica este principio de ser guiados por el Espíritu Santo a nuestra vida de oración. El enfatiza la necesidad de la dirección del Espíritu Santo para orar como se debe. Esto es lo que dice:
“De la misma manera, también el Espíritu [El Espíritu Santo] nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo [se enfatiza la personalidad del Espíritu Santo] intercede por nosotros con gemidos indecibles; y Aquel que escudriña los corazones sabe cuál es el sentir del Espíritu, porque Él intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios.”
Pablo habla aquí de una debilidad que todos tenemos. No es una debilidad física, sino es debilidad mental y del entendimiento. Expresa de esta manera: No sabemos por qué orar ni cómo orar.
A menudo he desafiado a las congregaciones al preguntar si hay alguno que siempre supo por qué asunto orar y cómo orar. Jamás hubo alguien que levantara su mano.Entonces es un hecho, si todos somos lo suficientemente honestos para reconocerlo, que cuando deseamos orar, a menudo no sabemos por qué orar. Algunas veces, aun si creemos saber por qué orar no sabemos cómo orar. Pablo llama a esto “nuestra debilidad”. Pero él nos dice que Dios envía al Espíritu Santo para ayudarnos en esa debilidad, para saber por qué asunto orar y cómo orar. En cierto sentido, Pablo sugiere que el Espíritu Santo interviene y hace la oración a través de nosotros.
La clave de la oración efectiva es aprender a relacionarnos de tal manera con el Espíritu Santo que podamos someternos a Él. Entonces permitirle que Él nos guíe, dirija, nos inspire, nos de fortaleza y muchas veces ore a través de nosotros.
El Nuevo Testamento revela varias maneras en las que el Espíritu Santo puede ayudarnos, él no se limita a una sola manera pero hoy hablaré brevemente de algunas de ellas:
La primera de estas hace referencia en esos versículos de Romanos 8: 26 y 27, que ya hemos citado. Pablo dice:
“...el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
A esto yo llamo intercesión, que es uno de los puntos más elevados de la vida cristiana. Luego él habla de “gemidos indecibles”. Lo que siempre me impacta de este pasaje es que hay cosas que son demasiado profundas para expresarlas con palabras.Nuestras mentes finitas y limitadas no encuentran las palabras para expresar aquello por lo que se necesita orar. Una de las maneras en que el Espíritu viene para ayudarnos es orando a través de nosotros con gemidos que nos se pueden expresar en palabras.
Esta es una experiencia muy sagrada para mi, son dolores de parto espiritual que llevan a un nacimiento espiritual.Isaías 66:8 se refiere a esto:
“Pues Sión apenas estuvo de parto, dio a luz a sus hijos.”
Ninguna reproducción espiritual verdadera puede ocurrir en la iglesia sin estos dolores de parto en la oración. Cuando Sión estuvo de parto, dio a luz sus hijos.
Pablo confirma esto en Gálatas 4:19:
“Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes...”
Pablo les había predicado a esas personas, se habían convertido. Sin embargo, para que ellos llegaran a ser lo que necesitaban ser, Pablo reconocía que se requería más que predicación, se necesitaba oración intercesora. El describe esa oración de intercesión como estar con” dolores de parto”, o “gemidos indecibles”.
Una segunda manera en la que el Espíritu Santo nos ayuda en la oración es que ilumina nuestra mente. Realmente no ora a través de nosotros, pero de esta manera, nos muestra por lo que necesitamos orar y cómo.
Hay dos pasajes en las epístolas que hablan de la obra del Espíritu Santo en nuestras mentes. Romanos capítulo 12, versículo 2:
“Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto.”
Solo una mente renovada puede encontrar la voluntad de Dios aún en los asuntos de la oración.Pablo escribe en Efesios 4:23:
“...y que sean renovados en el espíritu de su mente.”
La renovación de nuestras mentes se logra por el Espíritu Santo. Cuando el Espíritu viene y renueva nuestras mentes, entonces comenzamos a entender la voluntad de Dios y entendemos cómo orar conforme a la voluntad de Dios.De esta manera el Espíritu Santo nos ayuda con la renovación de la mente iluminando y revelándonos como orar.
Hay otra manera en que el Espíritu Santo nos ayuda y es trayendo las palabras apropiadas a nuestra boca, a veces inesperadamente. Siempre que me refiero a esto recuerdo una ocasión en que mi primera esposa y yo estábamos en Dinamarca, su país natal, era a fines de octubre. Estábamos listos para el día siguiente para viajar al Reino Unido y pasar todo el mes de noviembre allá.Yo soy inglés, por lo tanto sé que noviembre en Inglaterra es un mes frío, gris, de lloviznas y neblina. Cuando estábamos orando el día antes de salir de Dinamarca para Inglaterra, oí a Lidia decir: “Danos un clima agradable durante toda nuestra estadía en Inglaterra”. ¡Casi me caigo de la cama en la que estábamos sentados orando! Después le dije: ¿Sabes lo que pediste?, ella dijo: “No recuerdo”. Eso me confirmó que había sido el Espíritu Santo. Bueno, le dije, “oraste que Dios nos de un tiempo agradable en noviembre durante nuestra estadía en Inglaterra”. Ella solo se encogió de hombros. Quiero decirle que pasamos todo el mes de noviembre en Inglaterra y ¡no tuvimos ni un solo día frio, miserable, o húmedo! Resultó ser como días primaverales.
Cuando partíamos a fines de noviembre dije a las personas que nos despedían en el aeropuerto “Cuídense, el clima va a cambiar cuando salgamos”, y así fue.Esa fue una oración que el Espíritu Santo puso en la boca de Lidia. Eso fue lo que el Señor quiso que orara en esa ocasión.
Otra manera en que nos ayuda el Espíritu Santo en oración y que se menciona muchas veces en el Nuevo Testamento, es que Él nos da un idioma nuevo que no conocemos. Algunos lo llaman un idioma de oración.Pablo dice en 1 Corintios 14:2:
“Porque el que habla en lenguas [un idioma desconocido] no habla a los hombres, sino a Dios, pues nadie lo entiende, sino que en su espíritu habla misterios.”
Pablo dice en el versículo 4 del mismo capítulo:
“El que habla en lenguas, a sí mismo se edifica, ...”
Esta clase de oración contribuye a tres funciones básicas.Primeramente cuando hablamos en lengua desconocida no hablamos a los hombres, sino a Dios. Para mí eso es un privilegio extraordinario.Segundo, hablamos de cosas que nuestra mente no entiende. Hablamos misterios, o participamos de los secretos de Dios.Tercero, cuando lo hacemos nos edificamos a nosotros mismos o promovemos nuestro crecimiento.
Más adelante en el mismo capítulo en 1 Corintios 14:14, Pablo dice:
“Porque si yo oro en lenguas, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.”
Aquí hay una situación en la que el Espíritu Santo no ilumina nuestra mente sino que simplemente nos da un idioma nuevo y El ora a través de nosotros en ese idioma, y no debemos usar una forma de oración excluyendo las otras.
Pablo dice claramente en el versículo 15Oraré con el espíritu, pero también oraré con el entendimiento (NBLA)Ambas clases de oración son posibles.
Cuando el Espíritu Santo viene, nos rendimos a Él y le permitimos que obre en nosotros conforme a las Escrituras, entonces hay una gran riqueza y variedad en nuestra vida de oración. Esto es lo que Dios desea para cada uno de nosotros.
Bueno, nuestro tiempo de hoy terminó. Regresaré mañana a la misma hora, para explicar la manera en que el Espíritu Santo imparte vida y salud a nuestros cuerpos.
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