Me alegro de estar nuevamente con usted en el cierre de otra semana. Nuestro tema en estos días fue “El Espíritu Santo en usted”.

En mi charla de ayer expliqué en lo práctico lo que significa para nosotros que el Espíritu Santo haya venido para ser nuestro “paracleto”. Recuerde las otras traducciones: Consolador, intercesor, ayudador; y también la palabra que aparece en 1 Juan capítulo 2, versículo 1, donde Juan dice:

...Y si alguien peca, tenemos Abogado para con el Padre, a Jesucristo el Justo. (NBLA)

Aquí esta la misma palabra paracleto, quien nos ayuda o nos defiende. Dije que tenemos a los dos abogados más grandes del universo para ayudarnos. Dios el Hijo habla por nosotros ante el Padre como nuestro abogado en el cielo y la tierra; Dios el Espíritu Santo defiende nuestra causa y dice las cosas que nosotros no podemos decir, explica lo que no podemos entender. La provisión de Dios para sus hijos es perfecta y maravillosa y me bendice cuando medito en este tema de los dos abogados, los dos paracletos. Jesús en el cielo y el Espíritu Santo en la tierra.

Tenemos que decir decididamente que Dios está de nuestro lado. Dije en mi charla de ayer que con dos abogados como estos, ¿Cómo podríamos perder el caso?

Además, expliqué algo de lo que dijo Jesús en Juan 14, él dijo: “Él les dará otro consolador...”. Hablaba de una persona. También usó las palabras “para siempre” que es algo permanente. El usó la frase “en ustedes” para denotar una presencia que mora en nosotros. También dijo: “No los dejaré huérfanos”, vamos a ser cuidados totalmente. Y por último dijo: “Vendré a ustedes”. Así Cristo viene a nosotros en el Espíritu Santo, pero sin ninguna restricción de tiempo y espacio.

Voy a intentar resumir esto en frases sencillas, el Espíritu Santo viene como una persona para morar en nosotros, su cuerpo será el cuerpo colectivo de Cristo, la iglesia y el cuerpo individual de cada creyente, como resultado de su venida ya no estaremos más huérfanos, hay provisión completa y cabal, y por medio de su venida Jesús mismo viene a nosotros, pero ya no está sujeto a las limitaciones del tiempo o del espacio. Los hijos de Dios en todos los continentes alrededor del mundo pueden tener acceso íntimo, directo, y personal con Jesús al mismo tiempo y en muchos lugares mediante el Espíritu Santo.

Bien, en mi charla de hoy y en la semana próxima continuaré con este tema del Espíritu Santo en usted. Estaré mencionando las maneras específicas en que el Espíritu Santo nos ayuda, nos consuela y suple nuestras necesidades.

El primer medio que quiero considerar es la revelación de la Palabra de Dios. El Espíritu Santo revela e interpreta la Palabra de Dios. Jesús habla a sus discípulos en Juan 14:25 y 26:

25 »Estas cosas les he dicho estando con ustedes. 26 Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he dicho.

Allí hay dos funciones del Espíritu Santo que son importantes: Él les recordará y les enseñará. El recordará a los discípulos todo lo que ya les había enseñado y eso me bendice siempre porque entiendo que el registro de los apóstoles en el Nuevo Testamento no está sujeta a la debilidad de la memoria humana sino a la inspiración del Espíritu Santo. Los discípulos no podrían haber recordado con exactitud algunas cosas, pero, el Espíritu Santo les trajo a la memoria lo que necesitaban recordar.

Sin embargo, Él no se ocupó solo del pasado, también se encargó del futuro. Les enseñó todo lo que necesitaban aprender. Es igual para usted y para mí, él nos enseñará todas las cosas que necesitamos aprender. Jesús fue el gran maestro mientras estuvo en la tierra, pero ahora le ha entregado la tarea al Espíritu Santo, su representante personal. Todo lo que necesitemos saber acerca de la palabra de Dios, el Espíritu Santo está aquí para ensenárnoslo.

Vea usted que esto nos coloca a nosotros y a los discípulos en el mismo nivel que los profetas del Antiguo Testamento. Concerniente a los profetas, Pedro escribió en 2nda Pedro 1: 21:

21 pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.

La exactitud y la autoridad de los profetas del Antiguo Testamento fueron las del Espíritu Santo. Él fue responsable de lo que decían cuando él venía y los inspiraba y los llevaba en lo que hacían y decían. También esto es cierto en los escritos del Nuevo Testamento. Jesús se aseguró que el Espíritu Santo les recordaría todo lo que él había dicho y les enseñaría todo lo que todavía necesitaban saber.

El Espíritu Santo es el verdadero autor toda la Escritura, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo. Pablo afirma esto muy claramente en 2 Timoteo 3:16:

16 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia.

Toda Escritura es inspirada por Dios, esta es una descripción de la actividad del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es quien inspiró toda la Escritura a través de los canales humanos de quienes recibimos las Escrituras. La provisión perfecta de Dios para nosotros hace que nuestros corazones se regocijen. El Espíritu Santo fue el autor de las Escrituras, y Él es también nuestro maestro personal de las escrituras. De manera que el autor mismo llega a ser el intérprete del Libro. ¿Quién otro podría interpretar mejor un libro que su autor? … Yo he escrito más de 20 libros. A veces oigo a otros interpretar mis libros y a menudo lo hacen bien pero siempre pienso: “Bueno pasó por alto aquello” o “No captó muy bien ese punto”. En este caso, el Espíritu Santo, que es el autor de las Escrituras, es también el intérprete. El no pasa por alto nada se le escapa, lo capta todo muy bien. Si podemos escucharle y recibir de Él, conoceremos lo que en realidad dicen las Escrituras.

La revelación de las Escrituras fue un resultado inmediato, por ejemplo, en el día de Pentecostés cuando vino el Espíritu Santo la multitud incrédula decía: Están ebrios, pero Pedro se puso de pie y dijo:

15 Porque estos no están borrachos como ustedes suponen, pues apenas es la hora tercera; 16 sino que esto es lo que fue dicho por medio del profeta Joel Hechos 2:15 y 16

Hasta ese tiempo, Pedro no había entendido la profecía de Joel. En efecto él tenía un entendimiento muy limitado aun de las enseñanzas de Jesús. Pero desde el momento en que el Espíritu Santo vino; la Biblia tuvo sentido para él de una manera totalmente nueva porque el autor estaba allí para interpretar.

Lo mismo sucedió con el apóstol Pablo. Él estaba persiguiendo a la iglesia y rechazando las afirmaciones de Jesús. Leemos Hechos 9:17:

17 Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él, dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo».

Inmediatamente después de eso, Pablo comenzó a predicar en la sinagoga diciendo que Jesús es el hijo de Dios, lo mismo que él había estado negando. Pero en el momento que el Espíritu Santo vino, Pablo tuvo un entendimiento totalmente diferente. Fue como pasar de las tinieblas a la luz. No fue algo gradual, sino casi una transformación instantánea porque el Espíritu Santo, el maestro y autor de las Escrituras, estaba en Pablo. Al hablar del Espíritu Santo como el que interpreta y revela la Palabra de Dios, necesitamos recordar que no solo la Biblia es la Palabra de Dios sino que Jesús mismo es llamado la Palabra de Dios o el Verbo. En Juan, 1:1 leemos acerca de Jesús:

En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios

Tres veces en este versículo Él es llamado: “el verbo” o la palabra. También en Juan 1:14 declara:

14 El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

La Biblia, la Escritura, es la palabra escrita de Dios, y Jesús es la Palabra de Dios en persona. Por supuesto lo maravilloso es que ambas palabras están totalmente de acuerdo.

El Espíritu Santo no solo revela e interpreta la Palabra escrita de Dios y sino que también revela e interpreta la palabra de Dios en persona, a Jesús. Esto es lo que dice Jesús acerca del Espíritu Santo en Juan 16:12 al 15:

12 »Aún tengo muchas cosas que decirles, pero ahora no las pueden soportar. 

El versículo 12 nos dice que Jesús no trató de decirlo todo porque Él había encomendado esto al Espíritu Santo, Él sabía que el Espíritu Santo vendría. Luego explicó lo que el Espíritu Santo haría cuando viniera. 13 Pero cuando Él, el Espíritu de verdad venga, los guiará a toda la verdad, porque no hablará por Su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber lo que habrá de venir.  14 Él me glorificará, porque tomará de lo Mío y se lo hará saber a ustedes.  15 Todo lo que tiene el Padre es Mío; por eso dije que Él toma de lo Mío y se lo hará saber a ustedes.

13 Pero cuando Él, el Espíritu de verdad venga, los guiará a toda la verdad, porque no hablará por Su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber lo que habrá de venir. 14 Él me glorificará, porque tomará de lo Mío y se lo hará saber a ustedes. 15 Todo lo que tiene el Padre es Mío; por eso dije que Él toma de lo Mío y se lo hará saber a ustedes.

El Espíritu Santo está aquí como intérprete de Jesús, toma de lo que pertenece a Jesús y nos lo hace saber. El glorifica a Jesús ante nosotros. Revela a Jesús en su gloria, y en su totalidad. Cada aspecto de la naturaleza, el carácter y ministerio de Jesús se nos revela por el Espíritu Santo.

Es muy interesante notar que desde el momento en que el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles y discípulos en el día de Pentecostés, en Jerusalén, jamás tuvieron duda alguna de donde estaba Jesús. Ellos sabían que Él había llegado en gloria a la diestra de Dios el Padre. El Espíritu Santo había glorificado a Jesús delante de sus discípulos. Él había tomado lo que pertenece a Cristo de las Escrituras, de sus memorias, de sus contactos con Jesús y se los había revelado a sus discípulos.

Quiero resumir lo siguiente, el Espíritu Santo revela y glorifica a Jesús. El administra todas las riquezas del Padre y del Hijo, porque todo lo que el Padre tiene ha dado al Hijo, y todo lo que el Hijo tiene el Espíritu Santo administra. En otras palabras, todas las riquezas de la Deidad son administradas por el Espíritu Santo. Tenemos que maravillarnos al saber que no seremos huérfanos si Él es nuestro administrador y todas las riquezas de Dios están a su disposición.

Bueno, nuestro tiempo de hoy terminó. Regresaré la próxima semana a la misma hora, de lunes a viernes. La semana entrante continuaré explicando otras maneras específicas en que el Espíritu Santo nos ayuda.

Como
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