Me alegro de estar nuevamente con usted, para seguir estudiando juntos el tema rico y emocionante de la Acción de Gracias.

En mis dos charlas anteriores de esta semana he hablado de varios tipos de dones o sacrificios que Dios requiere que le ofrezcamos cuando entramos en Su presencia. He explicado que estos incluyen, pero de ninguna manera se limitan al dinero y las posesiones materiales.

Las Escrituras también hablan de varios dones espirituales o sacrificios que Dios requiere de nosotros. Específicamente, mencioné tres: acción de gracias, alabanza y adoración. Ayer me enfoqué en el primero de ellos, acción de gracias. Expliqué que la gratitud es un mandamiento directo de las Escrituras y además es una característica indispensable para ser lleno del Espíritu Santo. Estas dos verdades sobre el agradecimiento nos conducen a dos conclusiones prácticas e importantes que se aplican a cada uno de nosotros en lo personal:

  1. (1) Primero, un cristiano ingrato es un cristiano desobediente;
  2. (2) Segundo, un cristiano ingrato no está lleno del Espíritu Santo.

Hoy voy a tratar otro aspecto importante del agradecimiento o acción de gracias. Voy a hablar de la acción de gracias como un requisito para entrar en la presencia de Dios. El primer pasaje que leeremos es el Salmo 100 versículos 4-5, donde el salmista dice esto:

“4 Entren por Sus puertas con acción de gracias, [por supuesto que habla de Dios]Y a Sus atrios con alabanza.Denle gracias, bendigan Su nombre.5 Porque el Señor es bueno;Para siempre es Su misericordia,Y Su fidelidad por todas las generaciones.”

El salmista aquí describe dos etapas para acercamos a Dios. La primera etapa son las puertas. El segundo son los atrios. En cada etapa hay una manera apropiada para entrar. Entramos por las puertas con acción de gracias, pero a sus atrios vamos con alabanza. En otras palabras, la primera etapa de nuestro acercamiento a Dios es con acción de gracias. Eso nos hace atravesar las puertas. Luego seguimos por los atrios con alabanza. Estas son las dos fases esenciales para acercarnos a Dios: Entramos por Sus puertas con acción de gracias; por sus atrios con alabanza.

Aquí también se nos da tres razones específicas por las que debemos dar gracias a Dios. Se declaran en el versículo 5: Porque el Señor es bueno; Para siempre es Su misericordia, Y Su fidelidad por todas las generaciones. Note que cada una de estas razones es permanente e inmutable: Porque el Señor es bueno; Para siempre es Su misericordia, Y Su fidelidad por todas las generaciones. En otras palabras, las razones principales para dar gracias a Dios no dependen de nuestros sentimientos o de nuestras circunstancias. Estos pueden cambiar. Podemos sentirnos bien un día y no tan bien al día siguiente. Nuestras circunstancias pueden cambiar; de hecho, con frecuencia lo hacen. A veces parecen alentadoras. Otras veces parecen desalentadoras. Pero si nuestras circunstancias son alentadoras o desalentadoras no es motivo para que cambiemos nuestra actitud de agradecimiento hacia Dios porque nuestra gratitud no se basa principalmente en nuestras circunstancias o nuestros sentimientos. Se basa en los atributos eternos e inmutables de Dios. Porque el Señor es bueno; Para siempre es Su misericordia, Y Su fidelidad por todas las generaciones.

Si nos acercarnos a Dios con acción de gracias en base a esto, muy a menudo significa que tendremos que cambiar nuestra perspectiva. Vamos a tener que quitar nuestra vista de las cosas que nos irritan, nos desalientan o nos provocan y tendremos que ver otras cosas, las cosas eternas, mirar con los ojos de la fe. Y este cambio de enfoque es sumamente importante para nosotros porque cuando venimos a Dios con una perspectiva correcta, estamos en condiciones de escuchar y recibir de Dios.

Ahora, otra cosa que necesito decir sobre la acción de gracias o gratitud, y está directamente relacionado con el primero, es que este enfoque es necesario para que toda oración sea exitosa. Veamos primero la petición, el tipo de oración cuando venimos a Dios pidiendo por algo específico. En Filipenses 4, versículos 6–7 Pablo dice lo siguiente:

“6 Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.”

Leemos que no debemos preocuparnos por nada, pero cualquier cosa que necesitemos debemos llevarla a Dios en oración y en súplica. Sin embargo, Pablo dice que nunca nos acerquemos a Dios con una oración o suplica sin venir a Él con acción de gracias. Permítanme leer esas palabras nuevamente“…antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios”. Pablo dice que el resultado de eso será "... la paz de Dios, que sobrepasa toda entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús". Por lo tanto, una clave para tener paz mental es siempre acercarse a Dios con acción de gracias.

Además del hecho de que, claramente, la Escritura requiere esto de nosotros, hay ciertos beneficios psicológicos cuando ponemos en práctica esto de acercarnos a Dios con acción de gracias. Cuanto más se agradece a Dios por las cosas buenas, por las oraciones ya contestadas y por sus bendiciones, cuanto más nos enfocamos en estas cosas, nuestra fe es fortalecida cuando presentamos nuestras peticiones a Dios sabiendo que Él va a responder.Pero si simplemente nos acercamos a Dios con una "lista de compras", una lista de las cosas que queremos probablemente no hay una base para nuestra fe. Dar gracias a Dios por las cosas buenas edifica nuestra fe para recibir otras cosas buenas de Él. Me gustaría mencionar una manera en particular de como en ocasiones, yo practico la oración. A veces, hago una lista de las cosas por las que quiero orar, las personas y las situaciones, pero siempre pongo en práctica una regla absoluta de comenzar con acción de gracias para cada sección de mi lista y luego hago mis peticiones. Y encuentro que cuanto más practico esto, más tengo que agradecer a Dios. De hecho, a veces mi lista de agradecimiento es más larga que mis peticiones. Eso edifica tremendamente mi propia fe. Cuando hago una lista larga de agradecimientos y al llegar a las peticiones, ya tengo gran expectativa. Realmente me siento confiado de que así como Dios ha respondido a todas las oraciones y suplido todas las necesidades por las que le he estado agradeciendo, de la misma manera Él contestará las oraciones y suplirá las necesidades que están en mis peticiones.

Dije que es necesario dar gracias a Dios para que nuestras peticiones sean eficaces. Esto se aplica también a nuestra intercesión. Por intercesión me refiero a algo que no pedimos para nosotros mismos, sino que estamos orando por los demás.

Una de las cosas más notables de Pablo es que de sus escritos aprendemos que cada vez que intercedía por los demás, siempre comenzaba dando gracias a Dios. Nunca fue directamente a la petición o intercesión, siempre comenzó dando gracias. Voy a darle algunos ejemplos de las epístolas de Pablo y quiero que note cuán absolutamente invariable es su práctica de comenzar dando gracias a Dios por las personas que va a orar.

En Romanos capitulo1, versículos 8-10 NBLA):

“8 En primer lugar, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo por todos ustedes, porque por todo el mundo se habla de su fe. 9 Pues Dios, a quien sirvo en mi espíritu en la predicación del evangelio de Su Hijo, me es testigo de cómo sin cesar hago mención de ustedes 10 siempre en mis oraciones, implorando que ahora, al fin, por la voluntad de Dios, logre ir a ustedes.”

Note, primero acción de gracias, luego las oraciones por las personas.

Efesios 1:15-16:

“15 Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre ustedes, y de su amor por todos los santos, 16 no ceso de dar gracias por ustedes, mencionándolos en mis oraciones,”

Observe que Pablo dice: "…no ceso de dar gracias por ustedes", luego "mencionándolos en mis oraciones".

Filipenses 1:3-4:

“3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de ustedes. 4 Pido siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos ustedes,”

Note que Pablo siempre oró con acción de gracias.

Colosenses 1:3:

“3 Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por ustedes,”

Siempre damos gracias cuando oramos.

1Tesalonicenses 1:2:

“2 Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, mencionándolos en nuestras oraciones,”

2 Timoteo 1:3

“3 Doy gracias a Dios, a quien sirvo con limpia conciencia como lo hicieron mis antepasados, de que sin cesar, noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones”

El orden es invariable; primeramente siempre dar gracias, luego interceder.

Hay una historia notable de un hombre llamado "El orante Hyde", un misionero de otra generación que fue a la India. Pero en su viaje a ese lugar tuvo una experiencia asombrosa con el Espíritu Santo que transformó su vida y ministerio. Al llegar a la India, tenía todo tipo de planes y proyectos como misionero, pero Dios lo limitó absolutamente a un ministerio principal de oración e intercesión. Y así fue como a su debido tiempo se le conoció como "El Orante John Hyde”

Y relata en su propio testimonio personal un incidente sobre cierto evangelista en la India a quien John Hyde consideraba muy frío e ineficaz. Y un día empezó a orar por este hombre y comenzó a mencionar su nombre y dijo: "Dios, sabe cómo es...". y él pensaba decir: "… frío e ineficaz...". pero el Espíritu Santo lo detuvo, no le permitió decir eso. En cambio, comenzó a dar gracias por ese hombre, y de manera continua cada vez que oraba agradecía a Dios por ese hombre. Hyde dice que en pocos meses ese hombre se había convertido en un testigo eficaz para Cristo.

Recuerde, cuando ore por otros nunca señale sus errores ante el Señor por el contrario agradezca a Dios por ellos.

Nuestro tiempo por hoy ha terminado. Regresaré mañana a la misma hora para continuar con este tema de “La Acción de Gracia”, hablaré específicamente sobre La Acción de Gracia como una llave para abrir el poder milagroso de Dios.

Como
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