Me alegro de estar nuevamente con Ud. ayer hablé del propósito final del matrimonio, unión que lleva al matrimonio, expliqué que el propósito final de Dios en el establecimiento del matrimonio es permitir que dos personas se conozcan en las profundidades más íntimas de toda su personalidad; no es solo una relación física, emocional, e intelectualmente; sino dos personas que se conocen en toda su plenitud. También dije que la personalidad humana es lo más precioso que se ha creado en el universo. Dios ha establecido fronteras muy sensibles para que una persona pueda conocer a otra sin explotarla; y cualquiera que ignore esas fronteras y trate de obtener los beneficios sin cumplir las condiciones, se engaña a sí mismo, se defraudan.

Hoy hablaré del lado opuesto de este tema “falsedades que nos defraudan”, sustitutos humanos para el matrimonio que no producen el resultado de Dios:

Primero, les diré que las personas solo falsifican las cosas que son valiosas, y esto se aplica al matrimonio; si no fuera tan valioso no habría falsificaciones. Cuando el Antiguo Testamento habla de un hombre que tiene una relación sexual con una mujer, usa dos frases distintas; en algunas partes dice que el hombre conoció a la mujer; en otras partes dice el hombre durmió con la mujer. Si Ud. Desea estudiar esto descubrirá que se mantiene una cuidadosa diferencia; la Biblia solo dice que el hombre conoció a la mujer si la relación fue legítima, si estuvo en línea con la ordenanza de Dios, acerca de una relación sexual entre un hombre y una mujer, si estaba basada en un compromiso de PACTO; pero si un hombre tuvo un compromiso sexual con una mujer sin hacer un pacto con ella, no dice que el hombre conoció a la mujer, sino que el hombre durmió con ella. Creo que esto contiene una verdad profunda, que Dios no abre el camino para este tipo de relación interpersonal, en que una persona conoce verdaderamente a otra a menos que sea precedida por un compromiso de pacto. Puede haber relación física, puede haber algún tipo de placer sexual, pero el verdadero propósito del matrimonio, el conocimiento interno, profundo de dos personas, se hace posible solo con un compromiso de pacto.

Leeré lo que dice en Hebreos 13:4, honroso sea en todo el matrimonio y el lecho sin mancilla, pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.

honroso sea en todo el matrimonio y el lecho sin mancilla, pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.

Quiero destacar que hay una declaración que no puede ser disputada; Dios juzgará a los fornicarios y a los adúlteros; le explicaré de manera sencilla la diferencia en este contexto, entre la fornicación y el adulterio. La fornicación es tener una relación sexual sin un pacto sin un compromiso de pacto; es más o menos sexo promiscuo. Pero el adulterio es, cuando una persona hace un compromiso de pacto en el matrimonio, y rompe el compromiso al tener una relación fuera del matrimonio. De los dos pecados el adulterio es mayor que la fornicación, porque rompe lo más sagrado, un pacto.

Pero en cada caso el pecado consiste en tener una mala actitud hacia un compromiso de pacto; uno trata de obtener la relación sin el compromiso; el otro hace el compromiso de pacto y luego lo rompe. Quiero que entienda que los requerimientos de Dios fueron diseñados por protegernos y no hacernos daño. Y cualquier persona que se entrega al sexo ilegítimo, profana o viola su propia personalidad; y el resultado de eso no es la satisfacción, gozo o paz, sino la frustración y el dolor.

Escuche lo que Pablo dice en 1° de Corintios 6, 18: Huid de la fornicación, cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo; mas el que fornica contra su propio cuerpo peca.

Huid de la fornicación, cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo; mas el que fornica contra su propio cuerpo peca.

Yo no creo que eso solo se refiera a que una persona que se entrega al sexo promiscuo esté expuesta a las enfermedades venéreas, sino que esa persona usa mal y abusa su propio cuerpo; creo que nuestros cuerpos protestan contra ese mal uso. Y hay resultados en toda nuestra personalidad que vienen al abusar la relación sexual.

A veces hablamos de personas que rompen las leyes de Dios, quiero que entiendan que eso no es cierto, nunca rompemos las leyes de Dios, las leyes de Dios nos rompen a nosotros; esto es cierto en lo físico. Nadie ha roto la ley de la gravedad, si una persona se tira del cuarto piso que sucede, no rompe la ley de la gravedad; la ley de la gravedad lo rompe a esta persona; es exactamente lo mismo en cuanto a las relaciones sexuales, no rompemos las leyes de Dios, las leyes de Dios nos quebrantan a nosotros mismos. La esencia de la concupiscencia es que usa la personalidad humana como un medio, no la aprecia sino que la explota para algún otro propósito. Dios nunca trata con la personalidad humana de esta manera. Dios siempre respeta la personalidad que él mismo creó.

Quiero leerles dos descripciones muy vividas de lo que es la concupiscencia y lo que hace; la primera es de la Biblia y la segunda será de un autor muy conocido. El pasaje de la Biblia es de Proverbios 7 del 6 al 27:

porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celosía,… consideré entre los jóvenes, a un joven falto de entendimiento, el cual pasaba por la calle junto a la esquina e iba camino a la casa de ella, a la tarde del día, cuando ya oscurecía, en la oscuridad y tinieblas de la noche. Cuando he aquí una mujer le sale al encuentro con atavío de ramera, astuta de corazón. Alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa; unas veces está en la calle, otras veces en las plazas, acechando por todas las esquinas, se asió de él y le besó, con semblante descarado le dijoSacrificios de paz había prometido, hoy he pagado mis votos, por tanto he salido a encontrarte, buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado. He adornado mi cama con colchas recamadas con cordoncillo de Egipto, he perfumado mi cámara con mirra, áloes y canela. Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana. Alegrémonos en amores por que el marido no está en casa, se ha ido a un largo viaje, la bolsa de dinero llevó en su mano, el día señalado volverá a su casa. Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, le obligó con la zalamería de sus labios. Al punto se marcho tras ella como va el buey al degolladero, y como el necio a las prisiones para ser castigado; como el ave que se apresura a la red y no sabe que es contra su vida hasta que la saeta traspasa su corazón. Ahora pues hijos oídme y estad atentos a las razones de mi boca. No se aparte de tu corazón a sus caminos, no yerres en sus veredas. Porque a muchos a hecho caer heridos y aún a los más fuertes han sido muertos por ella; camino al Seol es su casa, que conduce a las cámaras de la muerte.

Eso está expuesto de la manera más sencilla pero es la verdad. Ud. Podrá decir: “eso es religioso, así es como piensan las personas religiosas”; pero quiero leerle las palabras de otro hombre, uno de los más grandes de la literatura inglesa, William Shakespeare, según lo que sabemos de él, este no era un hombre religioso, pero era un maestro en el lenguaje descriptivo y un observador muy perspicaz de la vida humana; esto es lo que Shakespeare tiene que decir en uno de sus sonetos acerca de la concupiscencia, creo que nadie ha descrito la concupiscencia, tan vívida y apropiadamente:

“Derroche del espíritu en vergüenza,la lujuria es en acto, y hasta el actoperjura, sanguinaria, traidora,salvaje, extrema, cruel y ruda: despreciada no bien se la disfruta, sin mesura anhelada, y ya alcanzada, odiada sin mesura, cual un cebo que desquicia al incauto que lo traga.Desquicio los suspiros, los abrazos, los gemidos del antes y el durante, júbilo al gozar, después penuria, promesa de alegría, luego un sueño.Lo saben todos, pero nadie sabe cerrar el cielo que lleva hasta ese infierno”.

Leeré esas dos últimas líneas otra vez;

Lo saben todos, pero nadie sabe cerrar el cielo que lleva hasta ese infierno”.

¿Qué dice usted de ese tipo de cielo que conduce a los hombres al infierno? Mi respuesta es: es un cielo falso, es algo falso, es el cielo del diablo y le lleva a la ruina. ¿Cómo puede escapar de ese infierno?, Shakespeare dice: nadie sabe bien evitar el cielo, que conduce a los hombres al infierno.Hoy le diré como puede evitar ese cielo, ese cielo falso de lujuria engañosa; la respuesta es simple, ordene su vida de acuerdo con la ley de Dios; acepte lo que Dios dice acerca de la santidad del cuerpo, la santidad del matrimonio: honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla, (ser fieles a sus cónyuges, no peque contra su propio cuerpo con inmoralidad. Dios tiene razón, Él nos dice la verdad; establece estos cercos y límites a nuestra conducta para nuestro bien. Al rebelarnos contra estos es solo para nuestra ruina.

Eso es todo por hoy regresaremos mañana para hablar, acerca de las funciones del esposo y de la esposa en el matrimonio; la contribución que cada uno hace a la relación total.

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